lunes, 13 de diciembre de 2010

El blues de la generación perdida

Vivimos en una cultura en la que se nos educa para ser sujetos débiles. Nos entrenan para ser individuos dependientes de los demás, nos enseñan constantemente a pedir ayuda y no a encontrar las soluciones por nosotros mismos. Si un niño no aprueba matemáticas porque no puede o no quiere por él mismo su madre le apunta a clases particulares. Se nos enseña esta dependencia porque de esta forma los recursos se comparten y se mueven de unas personas a otras. Se nos dice incluso como debemos divertirnos ¿es que acaso no sabemos cómo hacerlo? Parece ser que no…incluso nos dicen como tenemos que hacer las cosas cuando por el curso normal de la vida son como son. Un abuelo que pasea con su nieto, mira una valla publicitaria y lee: “si tiene achaques tómese la pastilla X y podrá pasear sin problemas con su nieto”. ¿No es normal tener achaques a esa edad? ¿Con la pastilla ya se han solucionado los achaques? No lo creo… si en todos los contextos de nuestra vida nos dicen lo que debemos hacer, no nos están dejando discriminar por nosotros mismos. Si nos han enseñado que una persona que te mira más de veinte segundos fijamente es que nos está amenazando, la próxima vez que alguien nos mire más de veinte segundos fijamente pensaremos que es una amenaza ¿dónde está el problema? ¿En la otra persona o en nosotros? Sin duda en nosotros, la otra persona simplemente nos está mirando, somos nosotros los que estamos relacionando esa mirada con un estímulo amenazante.