Definitivamente odio al tiempo,
siempre va al contrario de lo que espero,
cuando quiero que los días pasen rápidamente
se me hacen interminables, cuando deseo
que el tiempo se detenga, se empeña en
no dejarme disfrutar. Definitivamente odio muchas
cosas con las que pierdo el tiempo: los atascos,
esperar a alguien, tumbarme en la cama y no poder dormir,
estar mirando la pantalla del ordenador sin saber que hacer,
escuchar una y otra vez el mismo tema de conversación,
no llegar a una bola por décimas de segundo…y por
supuesto odio al tiempo cuando tengo un buen plan
y otras actividades me impiden disfrutarlo, cuando
los viajes se acaban, cuando una buena canción
da paso a una mala, cuando tus labios se separan de los mios…
en fin, el tiempo, ese pequeño matiz que hace que nuestra vida
sea caótica a corto plazo, que hace que nos desesperemos,
nos hundamos y seamos incapaces de levantar la cabeza…
pero, ¿Qué pasa a la larga?
cientos de veces hemos escuchado: el tiempo todo lo cura
y, debe ser que el tiempo tiene sus cosas buenas:
nos pone a cada uno en nuestro lugar,
nos hace olvidarnos de los problemas…
definitivamente el tiempo a largo plazo es un tiempo bueno…
pero veo un gran problema, para que haya un tiempo a largo plazo,
debe haber muchos tiempos a corto plazo y ahí queridos lectores
es donde debemos aprender a vivir.