Podemos hacer un símil entre la ciudad donde vivimos y la caja de Skinner. Nosotros seríamos el roedor que deambula por la caja esperando a que el experimentador (nuestra sociedad) condicione nuestra conducta y actitud.
En nuestra caja tenemos una rueda para realizar ejercicio y una palanca que nos administra pequeñas dosis estimulantes. Durante toda la semana como buenas ratas experimentales nos subimos a la rueda y corremos sin parar para mantenernos en forma. Cuando llegan los fines de semana el experimentador se ha encargado de condicionarnos de manera que no podamos evitar pulsar la palanca compulsivamente y administrarnos las dosis adictivas que nos proporcionan placer y escape a las aburridas carreras en la rueda.
Enhorabuena a todas aquellas ratas que sois capaces de no pulsar la palanca y seguir subidos en la rueda.