viernes, 12 de noviembre de 2010

Nosotros mismos

M: Ayer tuve un problema

R: A veces, los problemas simplemente son percepciones erróneas de la realidad

M: No hemos empezado y ya me estás haciendo pensar. Quería decirte que ayer volví a verla

R: ¿Qué hiciste?

M: Darme la vuelta y seguir por otra dirección

R: No, eso no es lo que hiciste. Lo que hiciste fue evitarla y así nunca podrás enfrentarte a tus dudas.

M: Lo que más me gustaría es decirle todo lo que siento.

R: Sabes que hasta que no dejes de huir cada vez que la ves no podrás decírselo

M: Y tú sabes que eso no puedo hacerlo

R: Si puedes, lo que ocurre es que no quieres, lo sencillo para ti es no enfrentarse a esa situación, lo sencillo es huir cada vez que la ves, es seguir pensando que a lo mejor puede ser o a lo mejor no

M: Lo sencillo sería que me quisiera

R: Tú tienes la llave, simplemente estás evitando el dolor que puede causarte su rechazo sin ni siquiera haber sido rechazado. Antepones no sufrir a la felicidad o a la certeza de saber que ese no es tu camino

M: Para ti es muy fácil decirlo

R: Imagina que vas por el desierto y estás muerto de sed, llegas a un oasis y allí se encuentra un hombre que te dice que esa agua no se puede beber porque es agua salada. ¿Qué harías? ¿Seguirías tu camino muriéndote de sed o probarías el agua para ver si realmente es agua salada?

M: Creo que probaría el agua por si acaso fuese potable

1 comentario:

  1. Buena metáfora la del desierto y el agua... Pero a veces la valentía empeora las cosas, y lo dice una valiente empedernida. Si algo he aprendido es que siempre hay que hacer algo, y a veces ese algo es dejar tiempo y aire de por medio. Si bebes el agua y resulta que es salada, sentirás más sed aún que la que antes sentiste... Sólo habría que mirar al horizonte y volver a caminar, puede que pronto encuentres otro oasis ;)

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