sábado, 23 de octubre de 2010

Carros de fuego

Siempre volvemos al mismo punto de partida. Hasta que no nos convertimos en el actor principal de una película no sabemos con certeza lo que ocurre en ella.

El jueves en la Universidad formamos parte de una película, la película de un chico que como todos nosotros va todos los días a clase, pero por desgracia no lo hace de la misma manera que nosotros, él va sentado en una silla de ruedas.

Nos mostró todos los obstáculos con los que se enfrenta en cada escena diaria que tiene que interpretar. Todos nosotros nos convertimos por unos minutos en parte de esas escenas y nos enseñó que por desgracia en la vida real no hay efectos especiales que te ayuden a superar las barreras con las que se encuentra.

Particularmente me toco vivir la experiencia de subir una rampa de unos quince centímetros, lo cual ya es una ayuda para él, pero tiene un problema que cuando acaba la rampa se encuentra con un bordillo de unos tres centímetros (ya no consiguen hacer ni una pequeña rampa bien). Me dispuse a subir la rampa con su bordillo como lo había hecho él, pero si no es porque tenía una persona detrás de mí, un actor secundario hubiera acabado en el suelo.

Lo triste es que él no dispone de actores secundarios que puedan ayudarle cuando no puede superar un obstáculo. Dejemos de ser espectadores pasivos de una película que vemos a diario y convirtámonos en espectadores implicados en cada escena de la vida de tantas personas que como él tienen que ver la vida de manera diferente y en el que cada obstáculo se convierte en una escena de terror.

¿Qué harías si un coche está aparcado en el único lugar de la acera donde hay una rampa para que tú puedas pasar? Esto ocurrió mientras nos enseñaba todas las dificultades a las que se enfrenta. Pongámonos delante de la cámara y obremos en conciencia.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Ya no me acuerdo

Hace 4 años tomé una decisión que marcará mi vida para siempre: venirme a estudiar a Almería la carrera de Psicología. Y esta decisión directamente cambió la vida de otras personas. Cambió la vida de mis padres, de mi hermana, de mi novia, de mis amigos, de mi familia y la de un montón de gente que he conocido en Almería, como las de mis compañeros de clase, mi jefe, mis compañeros de trabajo, los amigos de aquí. Esto es lo que conocemos como efecto mariposa.

Pero, ¿qué hubiera pasado si nunca hubiera tomado esa decisión? ¿Si hasta ahora no hubiera elegido que hacer con mi vida? Todo es posible en nuestras vidas hasta el momento en el cual tomamos una decisión. En ese momento todas las demás posibilidades se cierran y solo queda la elegida, es lo que se conoce como gato de Schrodinger.

Si alguien me pregunta si estoy contento con la decisión que tomé, mi respuesta sería que sí, he aprendido mucho durante este tiempo, he conocido personas que jamás olvidaré y me han ocurrido cosas que nunca cambiaría. Pero me queda la duda de si en cualquiera de las otras decisiones que podría haber tomado, sería más feliz.

jueves, 7 de octubre de 2010

Maniobras de escapismo

R: Siempre me he preguntado por qué tenemos la necesidad casi imperiosa de contarle lo que sentimos a los demás. En realidad es algo muy sencillo, nuestro Hemisferio Derecho (HD) controla las emociones y nuestro Hemisferio Izquierdo (HI) controla el lenguaje. Lo mejor que podemos hacer para controlar nuestras emociones es hablar sobre ellas, hablar sobre lo que sentimos. De esta manera nuestro HI tendrá un alto grado de actividad, reduciendo de esta forma la actividad del HD. Así conseguimos que nuestras emociones queden en un segundo plano y estén controladas. Hablar sobre lo que nos pasa o sentimos en un determinado momento es la mejor solución para llegar a entenderlo.

C: Lo que comentas es curiosísimo, pero no le pasa a todos...es decir hay mucha gente que no habla de sus sentimientos sean del tipo que sean y sin embargo los controlan de una forma...que a veces llegas a creer que ni tienen, en el HI tienen su punto fuerte. Por otro lado está claro que las emociones tienen que pasar a un segundo plano porque si no sería imposible llevar una vida equilibrada...pero tampoco se deben dejar aparcadas siempre y a veces deben ser una prioridad. Incluso otras veces las emociones hasta nos pueden llevar por el camino correcto... ¿no crees que pensamos demasiado?

viernes, 1 de octubre de 2010

New York, New York II

Nos despertamos todavía atrapados por las emociones del día anterior, pero con ilusiones renovadas para afrontar todo lo que nos tocaba vivir ese día. Lo primero que hacemos es dirigirnos a comernos unas tortitas con chocolate, habíamos cumplido la ilusión de hacer lo mismo que el glotón de Homer Simpsons.

Fue el día más intenso de nuestra estancia en esa magnífica ciudad, la primera parada la hicimos para ver el lugar donde dispararon a John Lennon, en el edificio donde vivía: el Dakota Building, pero unos cuantos nos desviamos rápidamente porque al lado teníamos Central Park y ya teníamos ganas de poner nuestros pies en el pulmón de New York.

La siguiente parada fue Harlem, con sus edificios llenos de escaleras de incendios que en la actualidad no sirven para nada pero que son un símbolo de todo New York. Pasear por sus calles afortunadamente es algo que puede hacer cualquier turista actualmente y nosotros no quisimos perder la oportunidad de retratarnos como una banda de negros dejando pasar el tiempo sentados en las escaleras decualquier edificio.

Después nos dirigimos a ver unos de los edificios más emblemáticos de la ciudad, el Empire State y el Flatiron (llamado así por su parecido con las planchas de la época). En este momento nos dimos una carrera para llegar a una tienda de dunkin donuts y probar su amplia variedad.

Salimos disparados hacia Wall Street y empieza a llover, menos mal que íbamos con Walter que sabía todo lo que se puede saber de New York y nos llevó a ver la Zona Cero desde un edificio cercano, contemplar aquello es espeluznante, después de 9 años están empezando a olvidarse de lo ocurrido allí.

Paramos a comer en Little Italy y nos damos una vuelta por Chinatown, su mercado es realmente asqueroso, al menos esa fue la sensación que me dio a mí. Cubos llenos de sapos vivos, gambas enanas llenas de moscas, peces nadando en bañeras y multitud de cosas que no sabría describir.

Pasamos la tarde paseando por el Soho y acabamos en Greenwich Village, donde si hubiéramos tenido un balón de baloncesto podrimos haber echado una pachanga en una de las pistas callejeras de la ciudad.

Intenso día, como curiosidad os diré que el humo que sale de las alcantarillas en las películas no forma parte de los efectos especiales, sino que es así en realidad, las alcantarillas de New York echan humo continuamente, ya que en ellas se encuentra la calefacción de toda la ciudad.